Belleza
Míralos, como reptiles, al acecho de la presa, negociando en cada mesa maquillajes de ocasión; siguen todos los raíles que conduzcan a la cumbre, locos porque nos deslumbre su parásita ambición. Antes iban de profetas y ahora el éxito es su meta; mercaderes, traficantes, mas que nausea dan tristeza, no rozaron ni un instante la belleza...